Fuente: ACI Américas
Uno de los rasgos que convierte al cooperativismo en una herramienta única y poderosa para la organización de las actividades sociales y económicas es la existencia de un concepto claramente establecido y universalmente aceptado sobre lo que define al modelo.
Una pequeña cooperativa agropecuaria de cualquier zona rural y remota en algún país pobre; una cooperativa constituida por familias de ingresos medios para mejorar la calidad de los bienes que consumen sus familias en alguna ciudad de tamaño medio; una cooperativa de trabajo conformada como empresa recuperada para mantener el empleo en algún país afectado por la crisis; y una poderosa cooperativa financiera o de seguros, líder en su mercado dentro de alguna de las principales economías del mundo, tienen algo muy importante en común: aplican exactamente los mismos principios y valores para regir su actividad.