Cooperativas, nuevo patrimonio cultural de la humanidad
“Hay más de 900.000 cooperativas, con cerca de 800 millones de miembros, en más de 100 países en todas las regiones del mundo”, aseguró el comité intergubernamental de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), cuando reconoció que la idea y la práctica de la organización de intereses compartidos en cooperativas sería declarada como patrimonio cultural inmaterial de la humanidad.
En esta ocasión, la Unesco eligió dieciséis de las treinta y siete nominaciones presentadas en la reunión anual del comité de registro y salvaguarda de las mejores prácticas culturales del mundo, que se realizó el 2 de diciembre en Adis Abeba, Etiopía.
El modelo cooperativo propuesto por Alemania, el Festival Internacional de Pesca y Cultura de Argungu en Nigeria, la Fiesta de los Viticultores de Vevey en Suiza, la “Momoeria”, celebración del Año Nuevo en ocho pueblos de la región de Kozani en Macedonia Occidental; la artesanía tradicional de la cerámica “çini” en Turquía, la fiesta de las Fallas de Valencia en España, la artesanía tradicional de tapices murales en Rumania y otras nueve prácticas o modelos de vida fueron incluidos en la lista del patrimonio cultural inmaterial de la humanidad.
¿Por qué las cooperativas?
En la declaración número 01200, la Unesco definió las cooperativas como “asociaciones de voluntarios que suministran servicios de índole económica, social o cultural a sus miembros con vistas a mejorar su nivel de vida, resolver problemas comunes y propiciar cambios positivos”. El documento reconoció que las cooperativas permiten crear comunidades gracias a los intereses y valores compartidos por sus miembros y, sobre todo, “permiten el desarrollo comunitario al crear soluciones innovadoras a problemas sociales, desde la generación de empleo y la asistencia a ancianos hasta la revitalización urbana y los proyectos de energía renovable”.
Por eso, el comité dispuso que este modelo de libre asociación hiciera parte del patrimonio cultural inmaterial de la humanidad y envió un mensaje simbólico que demuestra que el capital no es la única forma de relacionarse entre individuos.
A través de un comunicado de prensa, la Alianza Cooperativa Internacional (ACI), organización no gubernamental que reúne cerca de 300 confederaciones cooperativas en los cinco continentes, celebró la decisión y aseguró que este reconocimiento se suma al hecho de que a principios de este año la colección de correspondencia de Robert Owen, fundador del movimiento cooperativo mundial, también fue añadida a la Memoria del Mundo de la Unesco.
¿Qué significa esto para Colombia?
Carlos Acero, presidente ejecutivo de la Confederación de Cooperativas de Colombia (Confecoop), aseguró que este reconocimiento es fundamental para visibilizar las 3.890 cooperativas, con una base social de 6’053.129 asociados, y para aumentar los 188.952 puestos de trabajo que genera el sector. “La decisión de la Unesco es muy útil en momentos en que en Colombia se inicia el proceso de posconflicto que abre oportunidades para profundizar el desarrollo local y regional y en donde se requiere que el Gobierno, el Congreso, los medios y la academia, entre otros, conozcan las bondades del cooperativismo y pueda avanzarse en la construcción de política pública para su promoción y fortalecimiento.
Por su parte, Juan Claudio López, historiador y asociado de la cooperativa multiactiva Cometa, reconoció que esta decisión es una oportunidad histórica para apoyar formas alternativas de economía que se basen en la solidaridad y no en la competencia. “Esto puede hacer que el Gobierno, la gente del común y otros sectores de la sociedad valoren y reconozcan el modelo cooperativo como una alternativa distinta a los modelos socio-económicos dominantes”.
Tomado del Espectador
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