martes, 28 de octubre de 2014

Entrevista Para El Espectador


Uno de los factores claves en el desarrollo de los países es la capacidad de ahorro que tienen sus ciudadanos. Está determinada tanto por la capacidad de sus ingresos como por la cultura o propensión al ahorro. En Colombia esta capacidad de ahorro es significativamente baja comparada con los países desarrollados.


Otro aspecto clave relacionado con el ahorro es su contribución al mejoramiento de la calidad de vida por la generación de una cultura previsiva, en oposición a la consumista, y la generación de ingresos para el sostenimiento de las familias. Es en este sentido que las cooperativas y otras entidades afines como los fondos de empleados y las mutuales han impulsado la generación de una verdadera cultura de ahorro desarrollando esta actividad dentro de las normas de supervisión y vigilancia del Estado.

Considerando la importancia que tiene estas entidades como una alternativa eficaz para crear esa cultura del ahorro y en concordancia con la visión que tiene la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre el que las cooperativas ayudan a construir un mundo mejor, se puede destacar cuál ha sido el papel que las cooperativas han cumplido en Colombia frente a esa perspectiva.


El Espectador: ¿Cómo definen o determinan una cooperativa?

Carlos Ernesto Acero Sánchez – Director Ejecutivo: Las cooperativas somos empresas de personas que nos unimos para satisfacer necesidades comunes, con una lógica diferente: nos basamos en la ayuda mutua, la solidaridad y la cooperación económica. Somos un instrumento poderoso de desarrollo social y económico que gestionamos los recursos de los asociados en función del bienestar y el mejor vivir humano.

Una cooperativa es una empresa de propiedad colectiva, distinta en su propiedad, en sus objetivos y en sus principios a las empresas de inversores o de capital. Podríamos agregar que es una forma diferente pero profundamente eficiente de hacer economía y de hacer empresa. Se trata de una empresa social, sin ánimo de lucro, pero con ánimo de servicio, que busca un equilibrio entre dos objetivos principales: uno, satisfacer las necesidades de sus asociados y dos, obtener excedentes y sostenibilidad.

En otros términos, una cooperativa es una asociación de mujeres y hombres que aúnan sus esfuerzos para constituir una empresa de la que tienen la propiedad común, que se rige por reglas democráticas, antepone las personas a las ganancias y ayuda a sus asociados a hacer realidad sus aspiraciones sociales, culturas y económicas comunes.

Las cooperativas realizan todas estas actividades motivados por un interés diferente al lucro individual. Es decir, que los asociados aportan su capital (capital social) sin esperar rendimientos o utilidades sobre ese capital sino como instrumento para desarrollar los servicios comunes para los ellos, sus grupos familiares y la comunidad.

Si bien es cierto que las cooperativas somos empresas, nuestro propósito no es generar utilidades, ganancias ni acumulación de capital, como las empresas de capital o de inversionistas, pues nuestra lógica económica es diferente, pero poderosa al momento de construir economía, desarrollo y bienestar.

El mayor valor obtenido por una cooperativa como fruto de su actividad, o sea, al diferencia entre los ingresos y los costes de la actividad de la cooperativa se llama “excedente” y no se reparte entre los asociados/propietarios de la cooperativa, sino que una parte va a los fondos de reserva legal y/o establecidos por los estatutos, otra parte (20%) se dedica por ley a apoyar la educación pública del país y el restante se convierte en el retorno cooperativo que se destina a los asociados, bien sea para aumentar su aportes o su beneficios.

El propósito de una cooperativa no es generar grandes excedentes sino aplicar sus recursos a la satisfacción de esas necesidades comunes. Por ello las cooperativas han establecido amplios portafolios de auxilios, descuentos, becas y otros beneficios que limitan los excedentes y cumplen los objetivos de solidaridad y satisfacción de necesidades de sus asociados, sus familias y las comunidades.

El espectador: ¿En qué campos se desempeñan las cooperativas?
Carlos Ernesto Acero Sánchez – Director Ejecutivo: El modelo de empresa cooperativa puede realizar su objeto social en todas las actividades económicas (agricultura, transporte, servicios sociales, servicios de salud, servicios financieros, producción) y cubriendo diversos sectores de la población.

En Colombia muchas de las cooperativas fueron creadas con el objeto de satisfacer necesidades comunes de crédito, de vivienda de educación, de prestación de servicios como la venta de mercancías), de grupos de personas, generalmente de una misma empresa o una misma comunidad geográfica, aunque con el tiempo y de acuerdo a la evolución de la legislación del sector, la mayoría de esas cooperativas se han abierto a asociados a otros grupos poblacionales. Cuando una cooperativa tiene esa pluralidad de objetivos se llama “multiactiva”.

Muchas cooperativas se han especializado en la realización de actividades financieras para sus asociados e inclusive para el público en general. En este campo, de acuerdo con las leyes nacionales, pueden ser “cooperativas con sección de ahorro”, “cooperativas especializadas de ahorro y crédito” y “cooperativas financieras”.

Otras muchas cooperativas han nacido principalmente para satisfacer las necesidades de producción de sus asociados, tal es el caso de las cooperativas agropecuarias, entre las cuales, en Colombia, son emblemáticas las de caficultores y las de productores lácteos. Las hay también de productores avícolas, de cacaoteros, de paneleros, entre otros.

También hay cooperativas que se han organizado alrededor de la prestación de un servicio, como las de salud, seguros, turismo, transporte, impresión, vigilancia, servicios generales, entre muchas otras.

Hay cooperativas cuyo objeto es la comercialización de bienes y mercancías, como las cooperativas de droguistas y de tenderos.

Especial mención merecen las cooperativas de trabajo asociado (CTA), que significan para muchos colombianos la posibilidad de asociarse para auto generar empleo y recursos de subsistencia y desarrollo personal y familiar. Había (y hay aún) cooperativas de trabajo asociado integradas por albañiles que se unían para conseguir contratos de obra que no obtendrían individualmente, o cooperativas de costureras que se asociaban para conseguir contratos para la elaboración de uniformes, ropa de trabajo y de deportes. Y de profesionales jóvenes que veían en la asociatividad cooperativa un mejor punto de partida para su inicio en el mundo del trabajo.

La abusiva utilización de esta figura por parte de personas ajenas al modelo, tanto en el sector público como privado, llevó a crear empresas que sin serlo, utilizaron el nombre cooperativo para adelantar acciones de intermediación laboral, imposibles de realizar por una CTA auténtica y , además, en contra de la normatividad, con el propósito de evadir el pago de prestaciones y el cumplimiento de las leyes laborales y del derecho de asociación, situación que derivó en que el Gobierno adoptara medidas restrictivas equivocadas y contrarias a los mandatos de la OIT, que han llevado a la desaparición de muchas CTAs verdaderas. Una acción de supervisión, vigilancia y control técnica y oportuna por parte del Estado hubiera sido suficiente para frenar este tipo de malas prácticas y de abusos del derecho y de los trabajadores asociados.

Pude afirmarse, en conclusión, que las cooperativas están presentes en la mayoría sino en todos los sectores de la actividad económica del país y del mundo.

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