viernes, 29 de mayo de 2015

Nubarrones para la economía sin ánimo de lucro





Por: Yael Garaviño Rodríguez
Director Cooperativo Fundautrahuilca

El premio Nobel de Literatura, Gabriel García Márquez, en su libro Vivir para contarla escribió: “La memoria tiene más interés en el futuro que en el pasado”.

La interpretación de estas palabras nos lleva a hacer un análisis profundo de lo que sucede cada cuatro años, cuando el gobierno colombiano planifica, aprueba y desarrolla un nuevo Plan Nacional de Desarrollo, siempre escuchamos promesas y buenas intenciones en el sentido de que los sectores populares no saldrían castigados con las reformas tributarias que conllevan estos famosos planes, o como ha sucedido últimamente, que cada año hacia el último trimestre introducen reformas que cercenan cada vez más los derechos del obrero y los sectores menos desarrollados, haciéndoles creer que un futuro es mejor y que lo pueden obtener a la vuelta de la esquina.


Lastimosamente nuestras comunidades han creído en los políticos de turno que les prometen esta y otra vida, si llegare a existir, o sea, se dice que nos olvidamos de la larga lista de promesas y sueños que nunca se realizan porque a los promeseros se les olvidan del todo después de estar en el trono.

Esto sucede con la nueva reforma estructural tributaria: trajeron a organizaciones de capitalismo multinacional a justificarla con recomendaciones que hoy se vuelven realidad con su Ministro de Hacienda.

El lunes 13 de abril del presente año expuso públicamente para todos los medios de comunicación: “En el caso de las entidades sin ánimo de lucro, no tengo duda, es un cambio que hay que dar para bien, creo que hay unos vacíos muy grandes y el país cada día está volviéndose más consciente de eso, tenemos que proteger a las fundaciones, a las cooperativas que hacen bien su tarea que tiene una función eminentemente social, pero sí debiéramos depurar un poco ese mundo donde también hay muchos que pagan por ser sin ánimo de lucro pero que realmente van tras utilidades puramente comerciales”.

Pero lo que vemos y entendemos es que quieren liquidar al sector de la economía solidaria sin ánimo de lucro en estos tiempos que América Latina vive y se debate entre dos grandes proyectos: el neoliberalismo, por un lado, y la alternativa del derecho social, por el otro. Se reconoce que el primero le ha dejado profundas y catastróficas consecuencias a las comunidades campesinas, de obreros, de los gestores culturales, de organizaciones del deporte asociado; que decir para la salud y la educación pública que están haciendo que sus estructuras sean deficientes para que luego se puedan privatizar.

Lo anterior nos llama, y a la vez lleva a todo movimiento social a generar y apropiarse de nuevas formas de lucha que van creando texturas organizativas imaginarias de alternativas posibles ante el modelo neoliberal, que va desde la construcción de autonomías (indígenas, campesinos y posibles palenques futuros) e independencia, pasando por insurgencias sindicales (magisterio, poder judicial, Ministerio de Trabajo) y populares (Tibú, Catatumbo, raspachines) hasta llegar a la participación activa dentro de los márgenes de lo electoral, sobre todo en el centro y sur de América, logrando en algunos países el triunfo, lo que ha facilitado la transformación de un Estado que hoy en día contribuye a su propio desarrollo con justicia social.

Retomamos algunas frases del exministro Juan Camilo Restrepo, de su artículo publicado el 12 de marzo en el periódico de circulación regional La Nación, así: “Probablemente, este año, no habrá ni aprobación de la famosa reforma tributaria estructural ni siquiera alcanzará a estar listo un proyecto de ley, los tiempos no dan para nada distinto que para tramitar ‘la metida en cintura’ de las entidades sin ánimo de lucro de la que en repetidas ocasiones ha hablado el gobierno.” Y además enfatiza: “Sería, además de torpe, un remedio peor que la enfermedad.”

Pero volviendo a la frase inicial del ilustre Gabo, las organizaciones e instituciones que integran el sector de la economía sin ánimo de lucro están durmiendo el sueño del posmodernismo, con una ilusión para el futuro, que es mejor un país sometido al modelo neoliberal que uno de corte con equidad y justicia social como Ecuador, Bolivia, Uruguay hasta el mismo Brasil. De allí, cuando despierten del letargo y olvido neuronal, se van a encontrar que su lucha social y cultural es innecesaria ante el desarrollo e imponencia de las teorías del capitalismo salvaje, o sea, que nos quedamos sin estructuras participativas comunitarias, perdemos un legado de lucha y desarrollo local de décadas completas, nos volveremos invisibles.

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